Xenoglosia

La Xenoglosia, es un supuesto fenómeno paranormal, por el cual una persona, que desconoce un idioma, lo empieza a hablar, como si fuese un nativo.

Bien, pues mi friki favorito, mi muy querido ex Presidente Aznar, el Tonto de las Azores, o también conocido como el Carnicero de Irak, ha experimentado un supuesto caso de xenoglosia, aunque más que lo último, yo diría que lo que tiene este hombre es un morro que se lo pisa, y que como ya sabe que pasará a la historia con más de 192 muertos en su haber, le da lo mismo ocho que ochenta y se apunta a un bombardeo.

Esto último es literal, y si no que se lo pregunten a los ciudadanos de Irak, si tengo o no tengo razon.

Jose Mari, le dió ayer por ponerse en plan Hermanos Marx y liándose la manta a la cabeza, se puso a hablar italiano.

Este tipejo, cree, que el italiano y el español, son iguales, los dos idiomas tienen como fuente el latín, y como ya estaba calentito, pues nada, se dijo si mismo, si cambio todos los verbos y todas las palabras y las termino en "e", pues puede colar.

Total no creo que nadie se de cuenta.

Así que aquí lo tenemos hablando la lengua de Dante y dándonos una lección de italiano para principiantes.

Esto me recuerda la anécdota de un antepasado idiológico de Aznar, que se llamaba Millan Astray, que todos le recordaremos, midiéndose intelectualmente con Unamuno, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca en el año 1936.

Al glorioso mutilado, se le ocurrió una vez, que estuvo de visita en Italia a principios de los años cuarenta, mientras mantenía una conversación con el Ministro de Asuntos Exteriores del Duce, el Conde Ciano, y cada uno de ellos estaba alabando las bondades y virtudes de sus respectivos Caudillos, el soltarle al Conde, esta bonita frase, que pasará a la historia, de los ridículos universales.

"Pues il nostro Caudiglio se pasa cuatorce horas in la mesa di trabaglio e non se levanta ni per meare...!"

Genio y figura, ya sabemos de donde ha sacado nuestro insigne antiembajador de España, su italiano, seguramente que se lo enseñó su abuelo y su padre, que eran amigos y admiradores del manco legionario y del Caudillo de España.